Cantos del otro yo

 

Buenos días a todos:

Creo que es de todos sabido que muchas de las personas a las que les interesa el misterio (entre ellas usted que lee este blog y yo) suelen ser especialmente sensibles, pero creo que pocas veces se pone de manifiesto esa sensibilidad. Hoy me van a permitir que les hable de algo que se escapa un poco de sobre el arte y el espiritismo (ya les dije que era un tema que me apasionaba), y creo que en nuestra lengua tenemos dos exponentes de dicha unión, así que vamos a ello.

Amado Nervo:

Quizás sea el "poeta espiritista" por excelencia en nuestra lengua. Su nombre completo era Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, y nació en Nayarit (México).

La unión del poeta al espiritismo ocurre una vez que en 1912 su amada Ana Cecilia Luisa Dailliez fallece de unas fiebres tifoideas. De este fallecimiento surge una unión con el espiritismo, en el deseo de volver a la felicidad perdida.

Su afán se dirigía a indagar qué hay tras la apariencia sensible de las cosas, por descifrar el misterio de la personalidad humana. Se nutre de las teorías kardecianas en relación a la mediumnidad, la reencarnación, la multiplicidad de la vida en el universo, etc.

Del prefacio de su obra "La amada inmóvil", voy a extraer este pequeño párrafo, porque me parece de lo más preclaro que he leído sobre el espiritismo:

"...Según William T. Stead, entre los muertos hay tanto escepticismo acerca de la posibilidad de comunicar con los vivos como lo hay entre los vivos de la posibilidad de comunicar con los muertos. Unos y otros comprendemos que entre ambos se extiende un mar de misterio...".

En 1918 Amado Nervo recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay (hecho que veremos que es otra de esas "casualidades extrañas"), y éste sería su último cargo, ya que un año después, en 1919, Amado Nervo moriría en Montevideo.

Alvaro Armando Vasseur:

Es curioso que los dos exponentes de esta rama creativa del espiritismo se relacionen: en este caso hablamos de Alvaro Armando Vasseur, uruguayo. Nació en 1878 y falleció en 1969: poeta, escritor, diplomático, traductor y periodista.

Pasó unos años de su infancia en Santa Lucía para luego trasladarse a Argentina, donde comenzó a colaborar con revistas como El Mercurio de América. Fue traductor entre otros de Walt Whitman y de Sören Kierkegaard.

De toda su obra, la que nos interesa sobre manera es "Cantos del otro yo", considerada uno de los libros inspirados por las "ciencias anímicas"; más que ningún otro poeta hispanoamericano, puede ser considerado como el poeta de las emociones metapsíquicas aún más que Amado Nervo.

En este libro, Vasseur llegó a los límites de lo misterioso, apuró el contenido del saber mediúmnico. Nunca perdió de vista la referencia de las ciencias. Como decimos, de los poetas que bebieron en la fuente espiritista, es quizás el más profundo en su estudio poético del más allá.

En el prólogo a su libro, Vasseur incluso llega a decir que para poder interpretar correctamente su poesía es preciso llegar a un estado que denomina "susceptibilidad mística" que se podría asemejar a los estados de "trance" de los médiums.

Me gustaría acabar esta entrada con uno de sus poemas que me parece más sugerente:

Cuando

hacia el alba o a la medianoche

algunas veces, repentinamente,

mi conciencia normal surge y despierta,

y fijando mis ojos en la sombra,

concluyo por sentir como Presencias

que rondan invisibles,

aunque no quiera,

tiemblo.

Así,

de noche en noche se prolonga

la misma expectación, igual misterio.

Espero que os haya gustado esta entrada un poco diferente, y que hayáis disfrutado de un punto de vista diferente del misterio, porque ¿no es la poesía en sí un misterio?.



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