Un testigo "real"

 

Buenos días:

Suelo oir constantemente que existen varios tipos de testigos de los fenómenos OVNI, o como se denominan ahora, Fenómenos Aéreos Anómalos. Dentro de estos testigos brillan como un diamante en bruto lo que los especialistas denominan "testigos cualificados", que son aquéllos que por su profesión o estudios son "más dignos" de crédito que otros testigos; nos referimos a pilotos, médicos (me incluyo), astrónomos, etc. Podríamos decir que son "testigos reales", pero jugando con la palabra, hoy voy a contaros una historia de un testigo "real" por partida doble. Como siempre, y antes de empezar, el contexto que seguro que os va a sorprender.

Juan II de Castilla:


No, no es el Rey de Espadas de la baraja española, D. Juan II de Castilla, nacido en Toro en el año 1405 y fallecido en Valladolid el 21 de Julio de 1454.

Hijo de Enrique III "el Doliente" y de Catalina de Lancaster. Su padre falleció cuando tenía 1 año de edad, siendo los regentes durante su minoría de edad su madre y su tío paterno, Fernando de Antequera.

Tiene una historia vital agitada, con raptos, pactos, etc. , muy propio de la convulsa historia de España durante la reconquista. De todas maneras, para aquéllos interesados en la historia de nuestro protagonista (sí, porque es nuestro protagonista), os dejo este enlace que os puede servir para investigar un poco en su historia, vida y milagros.

Sobre su manera de ser, dejemos que su cronista oficial, D. Fernando Pérez de Guzmán, nos ilumine:

"Fue este ilustrísimo Rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado mesuradamente, de presencia muy real: tenía los cabellos de color de avellana mucho madura: la nariz un poco alta, los ojos entre verdes y azules, inclinaba un poco la cabeza, tenía piernas y pies y manos gentiles. Era hombre muy trayente, muy franco, è muy gracioso, muy devoto, muy esforzado, dábase mucho a leer libros de Filósofos é Poetas: era buen eclesiástico, asaz docto en la lengua latina, mucho honrador de las personas de sciencia..."

Es decir, nuestro monarca aparte de atractivo, era culto y le gustaba rodearse y codearse con personas con capacidades intelectuales elevadas: por lo tanto, podríamos englobarlo dentro de lo que los expertos llamarían un "testigo experto".

Pero la pregunta que seguro que os estaréis haciendo es: ¿qué tiene que ver este rey con los testigos OVNI?, pues ahora viene la explicación.

5 de Enero de 1433:

Estaba siendo un invierno realmente frío, y nuestro monarca se dirigía a Madrid desde tierras salmantinas. Pero este lunes 5 de enero de 1433 sería recordado porque algo se cruzaría con la comitiva real. Este viaje a Madrid se halla citado en la Crónica de Juan II (la ilustración que tenéis justo arriba a la derecha): en ella se cuenta que una vez habiendo dejado CIudad Rodrigo, vieron lo siguiente:


"Una gran llama que iba corriendo por el cielo, e duró gran rato, è dende a poco dió un tronido tan grande que se oyó a siete o ocho leguas dende. El  Rey continuó su camino para Madrid e vinose por Escalona, por cuanto el Condestable le había suplicado que viniese por allí..."






Además de esta descripción, en las cartas de Gómez de Cibdarreal queda descrito mucho más detalladamente, descartándose la posibilidad de que se tratara de un cometa, por no seguir una trayectoria fija, sino que "iba y venía". 

Otro de los fenómenos que acompañaron la visión de este "portento" estaba relacionado con la extraordinaria climatología que lo acompañaba. Extraído de la misma fuente, el cronista indicaba:

"...hizo tan grandes nieves que no se acuerdan los nascidos que jamás fuesen tan grandes, e la más della cayó a las fronteras de Aragon e Navarra, e duró quarenta días que poco o mucho non fallesciese día que non nevase..."

Conclusión:

Llama la atención la descripción de este "extraño fenómeno" que fue visto por todos, incluyendo al Rey Juan II de Castilla: como siempre que ocurrían estas visiones, fue tomada como un augurio nada bueno, en el que muchos vieron el inicio de la caída en desgracia del valido del rey D. Alvaro de Luna, que terminó decapitado por orden del mismo rey. Lo que sí nos queda claro es que como siempre, a pesar de que todos marcan una fecha determinada (los famosos avistamientos de Kenneth Arnold en 1947) como el inicio de la Ufología, como hace poco leí a mi admirado Manuel Carballal, quizás deberíamos mirar un poco la historia.

Os dejo el enlace donde he encontrado esta historia, y como siempre digo: mañana más y mejor.

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