En el estanque dorado

 En el estanque dorado

Hoy me gustaría cambiar un poco el enfoque de las últimas entradas, e intentar aplicar todo lo que hasta ahora hemos visto a uno de los fenómenos anómalo, que por su parte nos permitirá crear un entramado hipotético que a su vez nos dejará diseñar ciertos modelos cuasi-experimentales para poder ponerlo a prueba. Para empezar voy a utilizar como base un fenómeno clásico, la percepción a distancia: en el caso que esa distancia sea temporal, hablaríamos de precognición (ver el futuro) o retrocognición (ver el pasado). Si la distancia es física, hablaríamos de visión a distancia. Pero la gran pregunta es, ¿cómo podríamos explicar este fenómeno con todas las ideas que hemos estado plasmando hasta ahora?. Pues vamos “al lío”.

En primer lugar, imaginemos la conciencia (independientemente de la hipótesis que explique su existencia o creación), como si fuera un campo, de manera análoga a lo que sería el campo gravitatorio que todos en cierta medida conocemos. Si usamos esta analogía, todos nosotros estamos sujetos a la acción de este campo, donde cada uno de los cuerpos del universo ejerce su acción y de manera incluso no local, eso significa que aunque de manera casi despreciable, sobre usted están ejerciendo acción todos los objetos presentes en el universo. Es la idea que me gustaría que guardasen en su mente, porque luego será muy importante.

Ahora me gustaría que pensaran en su conciencia como un lago de una superficie tranquila: con esa imagen en su mente, ahora recuerde la analogía que hemos hecho con el campo gravitatorio, pero esta vez vamos a imaginar que en vez de ser la masa de los cuerpos lo que deforma el espacio, son los sucesos los que “deforman” el campo de la conciencia, es decir, de la misma manera que la masa de un cuerpo puede deformar el espacio alrededor de él y provocar alteraciones en el  mismo, podemos usar esta analogía: los sucesos podrían crear alteraciones en la conciencia, “deformando” el campo que la compone. Pero en este caso, recordemos que hemos imaginado que la conciencia es como la superficie de un lago tranquilo:

Una vez que tenemos este marco, pensemos en un hecho cualquiera, un suceso que puede ser del impacto que usted desee: si quiere, para seguir con la analogía del campo gravitatorio, podemos hablar de una característica de los sucesos, que podríamos llamar “masa cognitiva”: dependiendo del valor de esta variable, este suceso podrá distorsionar más o menos la superficie de ese lago (que hemos dicho que es su conciencia); otro factor a tener en cuenta será la distancia a la que se encuentre ese suceso: así, cualquier suceso con “masa cognitiva” significativa alteraría el campo de la conciencia, y lo haría mediante la presencia de ondas, de la misma manera que cuando tiramos una piedra en la superficie de un lago, este hecho provoca ondas en la superficie del mismo:


Una vez que tenemos esta imagen descrita, ahora queda el entramado de las mismas con el fenómeno anómalo que estamos intentando describir: ahora imagínese en medio de ese lago que es su conciencia, tranquilo, en un momento en el que la superficie de ese “campo gnósico” está en calma, y en ese momento le llegan ondas: lo interesante es que ahora tenemos que tener en cuenta de dónde llega ese “tren de ondas” que ha provocado algún suceso con la suficiente “masa cognitiva” como para poder deformar el campo de la conciencia y generar ondas, de la misma manera que ocurre con las famosas ondas gravitatorias que ya se han descrito:

De la misma manera que las ondas gravitatorias nos dan información sobre los sucesos que las han provocado, estas “ondas cognitivas” nos darían información sobre los sucesos que las han provocado: usted estaría en medio de ese lago recibiendo las ondas que forman esos sucesos cognitivos, y a su vez, sería capaz de descifrar la información de los sucesos que han formado esas ondas: se ha convertido en un espectador de sucesos relacionados con la conciencia, en este caso, con la suya.

¿Y por qué hemos dicho que la dirección de las ondas es importante?, porque puede que esa orientación dentro del campo de la conciencia tenga su importancia, sobre todo si la aplicamos al fenómeno anómalo que queremos explicar. Lo que decimos a continuación es como todo lo que hemos dicho hasta ahora, sólo una opinión, así que espero que como tal sea tomada: si el tren de ondas del fenómeno cognitivo con masa cognitiva suficiente viene de “delante” de usted, estaremos ante un proceso de precognición; si el tren de ondas viene desde “detrás” de usted, estaremos en un proceso de retrocognición: es decir, el proceso de delante y detrás estaría relacionado con la dimensión temporal del suceso.

Si les parece, por ahora lo paramos aquí y dejamos para mañana cómo integramos esas señales en formas de ondas del estanque, pero antes me gustaría que pensaran que este modelo lo estamos aplicando a un campo que es simplemente de dos dimensiones (la superficie de un lago): ahora les mando deberes, ¿qué supondría que ese campo tuviera más dimensiones?...eso si les parece lo dejamos para mañana. Gracias si han llegado hasta aquí y hasta la próxima.













Comentarios

Entradas populares de este blog

McNamara y lo paranormal

La vida a ráfagas

El fantasma crononauta