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Actualmente estamos ante cierta polémica con el uso del cannabis y derivados: siempre en el ojo del huracán, se han empezado a ver diferentes usos de tipo médico más allá del denominado uso recreativo: se ha usado como estimulante del apetito, y también por su efecto ante el dolor: evidentemente tiene otro efecto que creo que todos conocemos, que se denomina la “borrachera cannábica”, sequedad de boca, enrojecimiento ocular, taquicardia, descoordinación, risa incontrolada, problemas de memoria.



Pero llegados a este punto, nos planteamos una pregunta que es inquietante y misteriosa; antes que plantearla necesitamos tener claro un concepto, y es el de receptor. De manera muy escueta , podemos decir que un receptor es una estructura proteica destinada a “reconocer” cierta sustancia y que al ocuparse dispara una serie de mecanismos derivados de esta unión con efectos muy diversos: imaginemos una cerradura y una llave, mientras que la llave no se meta en la cerradura, la puerta que guarda la cerradura permanecerá cerrada y no permitirá que entre nadie.


Eso quiere decir que podemos enfrentarnos a muchas sustancias: mientras que éstas no tengan un receptor específico (o al menos “que se le parezca mucho”) no tendrán efecto en nosotros, en nuestra biología; por lo tanto, si el cannabis tiene efectos sobre nosotros, eso quiere decir que existe un receptor específico para el cannabis en nuestro sistema nervioso. Pero si esto es así, quiere decir que existe alguna sustancia que se parece al cannabis…pues la respuesta es que SÍ, vamos a hablar de los endocannabinoides. Son una familia de sustancias endógenas (eso quiere decir que produciríamos nuestra propia “maría”), y que interaccionan con los receptores de los cannabinoides. Y ¿cómo funcionan estas sustancias?, pues básicamente lo que hacen es aumentar la concentración de Calcio a nivel postsináptico.



En el hipocampo, el cerebelo y en otras regiones del sistema nervioso central estas sustancias regulan la liberación del GABA. Inhiben la despolarización sináptica, y en este caso aumenta la concentración de calcio en la célula postsináptica, es decir en pocas palabras lo que hacen es disminuir la liberación del GABA

Bueno, una vez que ya hemos contado el rollo bioquímico, la pregunta que subyace en el fondo es la siguiente: si sabemos que el cannabis induce una especie de integración de mala calidad de las señales, por ejemplo, a nivel de la memoria, y que en algunos casos su consumo excesivo se asocia a patologías mentales, la pregunta que nos queda en el aire es la siguiente: ¿qué funciones tienen estos endocannabinoides en el ser humano?, pues de nuevo llegamos a la conciencia, a los estados alterados de la misma.


Parece que en cierta manera, el ser humano necesita de alguna manera poder “desligarse” de la realidad, como si necesitara dejar sin efecto el gran ruido sensorial que producen nuestros sentidos, y buscar una manera de crear una especie de aislamiento de la realidad para poder enfrentarse a ciertos problemas. Ocurre algo parecido con el alcohol y con otras sustancias como las famosas endorfinas: necesitamos ante ciertas circunstancias entrar en un estado alterado de la conciencia. Pero la pregunta es, ¿por qué necesitamos este aislamiento?, ¿por qué se ha mantenido dentro de la evolución de nuestra especie?...Ahí les dejo la gran pregunta: gracias por su atención y hasta el próximo “castigo bioquímico”.





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