Psi-Nestesia
Psi-Nestesia
Tengo que reconocer que ésta es quizás una entrada (o va a ser) que sea algo densa, pero es una hipótesis de trabajo para intentar explicar los fenómenos de percepción extrasensorial, o fenómenos Psi, mediante una idea que puede que sea novedosa. Lo primero que quiero aclarar es que intentar dar una explicación a una anomalía no significa que éste deje de ser anómala necesariamente, sino que nos permite estudiar más atentamente y con nuevas perspectivas un fenómeno para aclarar. Pero para poder explicar este punto voy a necesitar “tres patas” de la mesa: la primera la sinestesia.
Creo que todos conocen qué es la sinestesia, pero por si acaso no lo recuerdan, podríamos decir que es básicamente cuando la información de los datos recogidos por un aparato sensorial (ojos, nariz, oído…) es integrada mediante una vía diferente a la que debería usar: por ejemplo, interpretar la luz como un sonido, o los sonidos como olores. Es bastante frecuente (13,95% de la población, sin importar edad, sexo u otra variable), y la gente que la tiene parece tener vías corticales diferentes, asociadas al procesamiento emocional, interactuando con la base biológica).
Ahora vamos con la segunda pata: para ello voy a hablarles de un síndrome de tipo cardiológico que quizás algunos de ustedes conozcan e incluso padezcan: se llama el síndrome de Wolff-Parkinson-White: de manera muy resumida se caracteriza por una taquicardia debida a la existencia de una anomalía anatómica, algo que no debería de estar, que hace que el corazón lata más rápido de lo que debe (no se obsesione, lo tiene 1-3 de 1000 personas), el caso es que aparece un fascículo de tejido que hace que el corazón “se excite” por una vía anómala (atención) más rápido.
Ya tenemos dos patas, pero nos queda la tercera: no sé si sabe que usted convive con otra persona más dentro de su cuerpo, de la que usted apenas tiene conocimiento, pero que le permite seguir vivo: puede que quizás le suene el nombre: el sistema vegetativo, que además se compone de dos partes: el sistema simpático y el parasimpático. Son los que permiten que nuestra mente no esté ocupada en decirle a nuestros pulmones que respiren, o que secreten las sustancias para poder asimilar los alimentos en el aparato digestivo. Usted ni se entera, ni lo recuerda, porque estos procesos son automáticos y están más allá del control de nuestra conciencia. Por ejemplo, si usted decide dejar de respirar, quiera o no llegará un momento en que su cuerpo de manera involuntaria (fuera de su control) comenzará a realizar los elementos respiratorios. De hecho, éste es el motivo por el que las personas se ahogan o se sofocan en un incendio.
Estos sistemas también tienen sus “órganos de los sentidos”, sus sensores, que miden la presión arterial, la cantidad de oxígeno en sangre, la posición que tiene usted, niveles de glucosa…muchos sensores que simplemente usted no conoce pero que funcionan como un reloj anatómico, la mayoría de las veces, y curiosamente nunca están conectados con los centros de integración cortical del sistema nervioso central (la corteza cerebral): tiene usted otra vida que desconoce completamente, pero hay algunos mecanismos de control que curiosamente están en el encéfalo, y que pertenecen al sistema parasimpático.
Bueno, pues ya tengo mis “patas” y voy a armar la mesa: a partir de ahora lo que van a leer (si me han hecho el favor de llegar hasta aquí) es mi hipótesis con respecto a la posible base biológica de las llamadas “percepciones anómalas” dentro de los fenómenos Psi. Creo que todos hemos tenido alguna vez una “extraña sensación de que algo iba a ocurrir”, y esas “extrañas sensaciones” normalmente se originan a nivel visceral, es decir, las controla el sistema vegetativo parasimpático; éste tiene sus propios receptores (se les llama NOCICEPTORES), uno de ellos les sonará mucho, es el que recibe el dolor.
Bien, pues les explico mi idea: quizás el problema no sea la “percepción extrasensorial”, sino la “integración extracortical” de la información que viene de estos receptores, y ésta integración anómala de la información se realizaría a través de vías anatómicas anómalas, lo que se denomina “variantes anatómicas” (como el caso del síndrome de Wolff-Parkinson-White). Y de manera que no sabemos (por ahora) se termine integrando la información de estos datos de los nociceptores en lugares corticales, integrándolo de manera que los transforman en “percepciones anómalas”: es decir, estaríamos, por ejemplo, “viendo” una subida de tensión arterial.
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