Un vago recuerdo

 Un vago recuerdo


A partir de un aporte que me ha permitido conocer la llamada teoría polivagal, la verdad es que me ha ofrecido algún aporte más a (¡cómo no, ya lo sabrán) mi idea sobre la conciencia y la posible explicación de su papel en los fenómenos anómalos. Antes de seguir una apreciación: explicar una anomalía no significa que deje de ser anómala, sino que tiene cierta explicación, y como siempre se dice: al explicar un misterio se abren muchos más ante nosotros. Así que vamos a dar una vuelta a la “tuerca”:

Primero, vamos a dar una pincelada sobre esta teoría: enunciada por Stephen Porges intenta explicar de una manera más precisa el comportamiento humano. Según esta teoría el sistema nervioso autónomo tendría una división funcional en tres ramas: la rama parasimpática ventral del nervio vago, la rama simpática y la rama parasimpática dorsal del nervio vago. Recordemos que a nivel anatómico existen dos sistemas nerviosos autónomos: el simpático y el parasimpático. El caso es que cada uno de esos sistemas tienen sus propias funciones.

El caso es que los seres humanos tenemos ciertos comportamientos “innatos” o “atávicos”. Cuando estamos tranquilos y relajados (según la teoría de Porges) la que se activa es la rama parasimpática ventral del nervio vago, mientras que nos sentimos tranquilos, relajados y conectados con nuestro entorno. Podríamos decir que es nuestro nervio “social” y eso hace que tengamos más facilidad para relajarnos y relacionarnos. Sería por decirlo así, el correlato anatómico de la tranquilidad, como un agradable compañero de aventuras divertidas.

Stephen Porges
Pero a veces nos enfrentamos ante una situación de peligro, y entonces la cosa cambia: el cuerpo se debe preparar para defenderse del mismo, y lo hace de manera automática (Autónoma), influyendo en muchos factores: por ejemplo, seguro que recuerda si se ha examinado el terrible problema de ir al baño de manera imperiosa: bueno pues entre otras esas sensaciones se deben a la activación de estos sistemas. Pero Porges dice que tenemos dos posibles reacciones ante el peligro, y cada una activa una vía funcional diferente de las que hemos mencionado.

Si nuestra reacción es de huida o de lucha ante el peligro que nos afecta, según Porges se activará la rama simpática (o peleona, por decirlo así) del sistema nervioso autónomo. Si por el contrario, como ocurre a veces, nos quedamos “paralizados” lo que se activará será la rama dorsal del nervio vago. El dicho de “se quedó de piedra” viene precisamente de la activación de esta rama dorsal del nervio vago: o como hacen algunos animales ante el peligro, “hacerse el muerto”. El que se active uno u otro según Porges depende de cómo evaluemos el peligro, es decir, nuestra percepción.


Y aquí quería llegar yo (han caído en mi trampa): es la percepción del peligro lo que moviliza una rama u otra: y normalmente se hace de manera inconsciente: pero para que lo haga debe usar muchos recursos e información (integración de datos sensitivos), incluso de los recuerdos para evaluar esta situación con otras parecidas sufridas anteriormente y evaluar el camino a seguir, y todo ello de manera inconsciente. Un sistema de alarma del que no somos conscientes y que nos influye en nuestro comportamiento ante una amenaza, sea del tipo que sea.

Indirectamente esto probaría que un sistema nervioso autónomo (no consciente) se encuentra influenciado por hasta los recuerdos (que se forman a partir entre otros hechos de la integración consciente de la información que se recibe a partir de los datos de los sentidos: eso de aprender durmiendo, lo siento pero no). ¿No sería descabellado pensar que estas conexiones son bidireccionales?: recuerdo que cuando estudiaba aparato digestivo se hablaba del “humor del ulceroso”. ¿Pueden los impulsos de los sistemas nerviosos autónomos no conscientes ser integrados en circuitos conscientes?


Y si son integrados, ¿pueden dar lugar a “percepciones anómalas” relacionadas con esos datos que no son los adecuados para esas vías?: sería una especie de “interferencia” con respecto a la señal correcta, que podría ocasionar (se me ocurre) dos tipos de anomalías: o una alteración de la señal “normal” o la creación de una señal anormal propia de dichas interferencias. Y por lo tanto, podría ser una vía para explicar la integración anómala de la señal. La asociación con lo anómalo la dejo para otra ocasión, gracias si han llegado hasta aquí y hasta la próxima.





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