En Arjona, que fue en Arjona...
En Arjona, que fue en Arjona...
Aunque sé que todos saben que lo que me gusta es el tema de la conciencia, me van a permitir que hoy me aleje un poco de este tema (aunque con trampa y giro final) y me permitan contarles algo de una ciudad de España que se encuentra en la provincia de Jaén, en Andalucía. Les hablo de Arjona, situada a 44 kms de Jaén capital y que tiene 5950 habitantes. Y la traigo a colación porque tienen una tradición que me pareció sorprendente, y es la que llaman Fiesta de la Luminaria y la quema de Daciano. Y se preguntarán ¿por qué?.
En realidad esta fiesta se celebra en honor de los santos patrones de la ciudad, Bonoso y Maximiano, que según la tradición, fueron martirizados en el alcázar de Urgavo en el año 308 después de Cristo, por defender sus creencias en tiempos del emperador Diocleciano. Los restos de ambos santos se encontraron en lo que se denomina “Cementerio de los Santos”, en 1628 y por eso son venerados y se les nombró patrones de la ciudad. Y para rememorar este hecho, los jóvenes realizan como hemos dicho la Fiesta de la Iluminaria.
Como ven, en dicha fiesta, los niños portan melones vaciados en los que meten una luz (curioso parecido con las famosas fiestas de Halloween), y cuando terminan su camino quien lo desee puede tirar las luminarias a una efigie de Daciano, el cruel Prefecto de Hispania y gobernador de la Bética en tiempos de Diocleciano, que ordenó el martirio de numerosos cristianos y entre ellos nuestros patronos, Bonoso y Maximiano. Pero pensarán ustedes, todo muy etnográfico, pero ¿qué tiene que ver esto con lo anómalo?, ¿y con la conciencia?...pues vamos al lío
El caso es que esta procesión de luminarias tiene un origen muy curioso: hemos dicho que estas fiestas recuerdan el hallazgo de los restos de los mártires, pero ¿cómo los encontraron?. No, no fue de casualidad, sino por algo muy especial: en el momento de su hallazgo se cuentan que “milagrosas luces en el cielo” señalaron la posición de las reliquias: empezamos con el misterio: si les parece bien, voy a dejarles con un relato de este suceso que aparece en el libro “Los Mártires de Arjona” de entre otros Juan Eslava Galán:
El caso es que esta procesión de luminarias tiene un origen muy curioso: hemos dicho que estas fiestas recuerdan el hallazgo de los restos de los mártires, pero ¿cómo los encontraron?. No, no fue de casualidad, sino por algo muy especial: en el momento de su hallazgo se cuentan que “milagrosas luces en el cielo” señalaron la posición de las reliquias: empezamos con el misterio: si les parece bien, voy a dejarles con un relato de este suceso que aparece en el libro “Los Mártires de Arjona” de entre otros Juan Eslava Galán:
Pero curiosamente, un poco más adelante, vemos un clásico de la investigación de los fenómenos anómalos: el problema del testigo ocular: de nuevo en el mismo libro y simplemente en la página siguiente nos encontramos con un problema: se reunieron más de 200 personas, algunas veían las luces y otras no. De hecho, el famoso médico y diputado de la época Juan Ramírez no las veía, y pensaba que eran candiles encendidos. Por otra parte, el vicario y sacerdotes de la ciudad las veían claramente (eran la mayoría de los que decían que las veían). Así que ya tenemos “conflicto”.
Pero lo que inicialmente eran luces simples, con el paso de los días, y para ir ganando “peso” la hipótesis del origen “martírico” de estas luces, éstas fueron cambiando poco a poco, y pasaron de ser luces a “Cruces en el cielo”, tal como recoge el grabado que reproduzco abajo. Pero no sólo eso, estas “luces” terminaron por extenderse por toda la localidad, llegando incluso a colarse dentro de las casas de los devotos habitantes de Arjona. Y ahora es cuando se me presentan varios interrogantes y termino (¡cómo no!) hablando de la conciencia
Si este hecho hubiera sucedido ahora, en nuestros días: ¿seguiría siendo un fenómeno anómalo de carácter religioso o tendría otro tipo de explicación?; ¿el hecho de que existan dos tipo de testigos, unos que podríamos llamar positivos (veían las luces) y otros que negativos (no las veían) estaba relacionado con sus creencias o con su sensibilidad al fenómeno anómalo?, el hecho de que el fenómeno adquiriera características religiosas (las luces eran cruces al final), ¿se debe a la influencia de los testigos positivos sobre el fenómeno o a la integración anómala de datos sensitivos que quizás no tuvieran un origen claramente visual?
Como les anticipé, este fenómeno tan curioso creo que ilustra a la perfección muchos de los problemas que nos genera el enfrentarnos a los fenómenos anómalos: y desde luego plantea muchas más dudas que respuestas. Espero que a ustedes también y por cierto, ¡Vivan San Bonoso y San Maximiano!
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