Una recepción anómala
Una recepción anómala
No hace mucho tiempo, al escuchar un programa sobre la grabación de fenómenos de voces electrónicas (psicofonías), oí a uno de los participantes comentar que incluso los cables con los que se conectan los aparatos eléctricos pueden convertirse en antenas que permitan la recepción de ondas: es un fenómeno que todos hemos visto, incluso a veces nosotros mismos, al tocar la antena, mejoramos la recepción de una señal. Entonces me puse a pensar un poco en la percepción anómala de señales fuera de nuestros sentidos, y caí en la cuenta de algo que les voy a explicar.
Antes que nada, vamos a explicar cómo se produce la llegada de una señal (de información) al sistema nervioso central para su integración: existen en varios lugares de nuestro cuerpo unas células especializadas en recibir información: son los receptores: pueden ser exteroceptores (reciben datos del exterior del cuerpo) como interoceptores (reciben información datos de dentro de nuestro cuerpo); esa información se transforma (transduce) en un impulso nervioso que viaja a través de los nervios hasta su integración en el sistema nervioso central.
Normalmente las fibras nerviosas periféricas tienen vaina de mielina, que les permite que el impulso nervioso viaje a mayor velocidad, ya que tienen que recorrer mayores distancias: esta vaina de mielina es la que desgraciadamente desaparece en algunos tipos de enfermedades, como la esclerosis múltiple. Pero en este momento, vamos a recordar que la mayoría de las fibras del sistema nervioso periférico aferentes y eferentes están rodeadas de vainas de mielina, y por lo tanto tienen una especie de “aislante” salvo en unos puntos determinados.
Si se han fijado en la imagen anterior, supongo que les recordará muy vivamente al corte de un cable de conducción eléctrica, por ejemplo, o a un cable de conexión de fibra a la que ahora estamos tan acostumbrado: es decir, es un cable que transmite datos a través del mismo, a un centro que usa esos datos para hacer una integración de los mismos en forma de información y usar esa información en la manera que considere adecuada. Y recordemos el inicio de este hilo donde hablaba de los cables y la recepción de ciertas señales.
Tenemos muchos tipos de cables y de receptores, y que como hemos dicho recogen datos de muchas partes de lo que podríamos llamar nuestro entorno (tanto interno como externo). Y aquí es donde viene la parte que a partir de ahora es simplemente una hipótesis sobre cómo se pueden producir cierto acceso a datos (y por lo tanto la información): Aquí va mi pregunta, ¿y si esos “cables” a parte de usarse como transmisor del impulso nervioso tuvieran la capacidad de convertirse en “receptores involuntarios”, (sin meternos en qué origina esos datos anómalos)?
En este caso, el “cable” es el axón neuronal, que como hemos visto se dirige a la zona del sistema nervioso central que extrae la información de los datos: pero además como hemos dicho, existiría una especie de información “parásita” acompañando a los datos propios de cada vía, como el ruido que se escucha en el caso de una emisora de radio. Cuando nadie habla el “ruido” se hace evidente: ¿y si los procesos de aislamiento sensorial pusieran de manifiesto ese “ruido” nervioso que procede de esa recepción anómala involuntaria?, explicaría por qué ciertos fenómenos aparecen en aislamiento.
Otro punto a tratar sería cómo se integra esos datos “anómalos” por centros que de manera normal no integran esos datos: ¿en qué forman los representan?, ¿depende de la persona, o depende de la naturaleza de ese “ruido” producido por la recepción anómala y en este caso “extrasensorial”, ya que no usa ningún receptor efectivo. Les dejo con esta pregunta, y espero que no sea demasiado duro de analizar. Gracias por llegar hasta aquí y hasta la próxima.
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