Un futuro histórico

 Un futuro histórico



Creo que todos conocemos esa capacidad que tienen algunas personas de “presentir” o “adivinar” el futuro: es lo que se denomina por algunas personas la precognición. En teoría podemos decir que la precognición es la capacidad de prever los acontecimientos que están por ocurrir. A su vez, podríamos hablar de una gran subdivisión dentro de la precognición: serían aquéllas que se extienden en el tiempo (capaces de conocer sucesos que ocurrirán con bastante antelación) y las que se dan en sucesos que están a punto de ocurrir o que ocurrirán en breve espacio de tiempo. A estas últimas a veces las denominamos corazonadas. Y estoy seguro que todos hemos tenido alguna vez alguna. Pero quizás este fenómeno de la corazonada a corto plazo pueda ser algo fisiológico, y aunque no lo crean, está relacionado con la integración de la información que hace nuestro cerebro de los datos que son recogidos por los órganos de los sentidos. Y si me lo permiten, voy a intentar explicárselo, porque en realidad, vivimos constantemente en el pasado y ejercemos cierta capacidad para adivinar el futuro.


Pero para intentar explicar esta aparente paradoja, previamente necesitamos comentar algo curioso que nos ocurre a todos, y es el denominado tiempo de reacción. Éste es el tiempo que transcurre entre la estimulación de un órgano sensorial y el inicio de una respuesta, es decir, siempre que ésta sea consciente (no consideraremos los reflejos, muchos de los cuales están regulados por procesos autónomos y por lo tanto quedan fuera del ámbito de la conciencia). A su vez, este tiempo de reacción puede ser de varios tipos:


  1. Tiempo de reacción simple, cuando se usa un único estímulo y se mide el tiempo hasta el comienzo de la respuesta.

  2. Tiempo de reacción de elección, cuando se presentan dos estímulos, cada uno con una respuesta específica (por ejemplo apretar con la mano izquierda si vemos un punto y con la derecha si vemos un guión)

  3. Tiempo de reacción de selección, cuando se presentan varios estímulos pero sólo se responde a uno (por ejemplo, apretar la mano derecha sólo si oímos determinada palabra).




Algunos factores afectan a este tiempo de reacción, como son la cantidad de datos a integrar para dar una respuesta, o la modalidad sensorial que genere la respuesta: la modalidad visual requiere más tiempo que la auditiva. Otros factores que afectan este tiempo son la somnolencia, enfermedades, estado emocional o anímico o incluso el nivel de estrés. Además se puede “entrenar” en cierta manera, como ocurre con los atletas que intentan reaccionar de la manera más rápida posible una vez que oyen el disparo de salida.


El tiempo habitual de reacción está alrededor de los 0,75 segundos: quizás le parezca poco tiempo, pero ese tiempo es muy importante por ejemplo cuando se conduce un vehículo, que en ese caso se transforma en la llamada distancia de reacción, que es la distancia que recorre el vehículo hasta que iniciamos una acción, y que depende de la velocidad a la que circulemos:



Si lo observamos detenidamente, nunca conocemos realmente el momento presente, ya que siempre reaccionamos con un retraso de ¾ partes de un segundo: y eso significa que nuestro cerebro hace un continuo ejercicio de predicción sobre nuestro mundo, previendo como cambiará éste y provocando nuestra reacción, siempre en el pasado, lo que está ocurriendo en el ahora no es integrado hasta que pasa ese tiempo, por lo que en cierta forma vivimos en el pasado. Pero seguro que se estará preguntando, ¿qué tiene que ver este hecho con la conciencia y con la precognición?. Pues como siempre digo, a partir de ahora hablaremos de hipótesis y de opiniones, así que si me permiten, pondré el cartel que avisa que sólo es mi opinión:


Si me lo permiten, vamos a volver al inicio, cuando hablábamos de los tipos de precognición, y para ser exactos, comentaba que una de ellas sería la que es capaz de predecir un suceso futuro con un pequeño margen de tiempo: conociendo lo que conocemos ahora sobre el tiempo de reacción, ¿podríamos llegar a pensar que esas premoniciones o corazonadas son la integración de cierta información que es adquirida por nuestra conciencia pero no mediante los sentidos que podríamos denominar clásicos?. De hecho, este tipo de sensaciones suelen estar asociadas a alteraciones de tipo estomacal, o aceleraciones del pulso. ¿Y si lo que podemos anticipar no es más que una especie de tiempo de reacción pero que está adelantando en el tiempo?. Esta idea además nos abre un posible modelo de experimentación: ¿podríamos llegar a hacer un seguimiento de esas corazonadas mediante la alteración de ciertos marcadores biológicos?. Lo que sí podemos decir, si ha llegado hasta aquí, que debe recordar que usted y yo y todos nosotros vivimos en un futuro histórico, porque ya hace ¾ de segundos que ocurrió. Muchas gracias y hasta la próxima.





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